Padre, cuidado con tu Ego, puedes dañar el carácter de
tus hijos/as.
Por: Mtra. Melen Trinidad de Morales. Conferencista, comunicadora radial y televisiva y terapeuta familiar.
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Cada hombre y mujer que se une para formar familias, en
su mayoría no cuenta la historia vivida en su hogar paterno/materno. Un niño
que creció con padres controladores, con castigos excesivos, un carácter
golpeado, enfermo, deprimido, triste, dará por sentado un adulto con actitudes
perjudiciales que luchará por reprimirla, mostrándose ante los demás como el
mejor, por tanto, hablar del estilo y la
forma de crianza que tuvo en casa, favorece positivamente al momento de la
crianza.
Saber quiénes son, si son felices, si lo que recibieron
de niño/a, puede servir de patrón en su nuevo hogar, es grandioso, porque puede
ayudar a cumplir con el más gran desafío que tiene todo padre/Madre, “La
correcta formación del carácter en sus hijos/as”.
¿Cómo se forma el
carácter? Un padre
muy apuesto y con una “alta autoestima” se levantó de mañana con la firme
convicción de que él debía formar el carácter de sus hijos, y la mejor forma
era con el golpe, no les daba oportunidad a replicar, solo les pegaba, y
generalmente lo hacía muy de mañana. Hastiado, el mayor de los niños de tantos
golpes, un día le dijo: “Papá, si me hablaras, no fuera necesario pegarme,
porque estoy dispuesto a escuchar tus consejos y a obedecerte” es que una
palabra dada a tiempo y con firmeza repercutirá para bien y moldeará el
carácter por difícil que sea. Es bueno el castigo siendo justo, pero antes debe
ser la instrucción. “Instruye al niño” una expresión que la encontramos en la
Biblia (prov. 22: 6ª) es la mejor forma en una labor del día a día, que es
responsabilidad de los padres. George Herbert dijo: “Un padre vale por cien
maestros.”
El peligro de querer ser llamado el mejor padre/madre.
Ciertamente es muy peligroso cuando uno de los padres se cree tener una gran
personalidad y exige a los demás que aprueben todas sus determinaciones, haciéndole
entender que deben someterse, ser perfectos y fuertes, ignorando que su actitud
revela que es exigente, controlador, jactancioso, egoísta y vanidoso. Por lo
general este tipo de padres no admite el señalamiento de sus errores, no tiene
fundamento en las tomas de decisiones, posee escasa libertad en su expresión y
aun así, hay que llamarlo “El mejor padre del mundo” sin darse cuenta que
"Los sentimientos de valor sólo pueden florecer en un ambiente donde las
diferencias individuales son apreciadas, los errores son tolerados, la
comunicación es abierta y las reglas son flexibles - el tipo de atmósfera que
se encuentra en una familia que nutre". Expresado por la psicoterapeuta
estadounidense Virginia Satir.
Un padre con ego muy alto puede dañar el carácter de sus
hijos/as. El ego se define como un fantasma que controla la vida de una
persona. Es ese orgullo que le lleva a presentar la mejor imagen sobre sí
mismo, destruyendo la vida de los demás. Su ego lo lleva a expresarse: mi vida,
mi intelecto, mis hijos, mi esposa/o, mi trabajo, mi carro, se cree dueño de
todo, siendo en su modo personal por lo general, desagradable, dedicada al
odio, la malicia y la destrucción, poniendo de manifiesto en su rol de padre el
estilo autoritario basado en rígida disciplina, convirtiendo a sus hijos en
narcisistas, soberbios, indisciplinados, inconsistentes, de doble ánimo, bajo
un terremoto de emociones.
Como formar el carácter
sano y feliz de los hijos/as.
Para la sólida formación de un carácter sano y feliz en
los hijos/as, es importante la modelación de los valores en el diario vivir.
Tener hijos/as íntegros, honestos y perseverantes se
logra cuando los padres poseen conducta firme, fuerza de voluntad y dominio
propio, que le permite manifestarlo con un estilo de crianza democrático en el
que se revisan los inicios de la crianza, se fijan límites, se establecen
reglas de lineamientos, se le da afecto, se corrige, se premia más, y se
castiga menos, tomando en cuenta las diferentes etapas de la vida, y creciendo
con ellos/as en cada una.
La mayor alegría para un hijo, es tener padres amantes de
la verdad, forjadores del bien, sin temor a compartir sus sentimientos y emociones,
y sobre todo que le protejan.
Sigmund Freud Médico austriaco dijo: “No puedo pensar en
ninguna necesidad en la infancia tan fuerte como la necesidad de la protección
de un padre” Despierta! Estas a tiempo.
Reconoce que en lugar de tener estima alta, la tienes
baja, y que solo hay dentro de ti dolor, angustia, y desesperación. - Quítate
la máscara del Ego y comienza a cultivar el amor, la entrega, la confianza,
dispón de una actitud de escucha y pide perdón a los tuyos, de seguro te perdonarán
y lograrás tener hijos ¡Sanos y
Felices!!
Si descubres que tienes que hacer cambios en tu rol de
padre o madre, hazlo, tu ganas y tus hijos/as también.
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