Ya se
conocen múltiples factores de riesgo de la enfermedad coronaria. Un ataque cardíaco aumenta en proporción
directa al número de factores de riesgo que tenga y a la gravedad de estos. Los
factores de riesgo suelen actuar en conjunto y a empeorarse unos a otros.
La enfermedad comienza con el daño de las capas internas de las arterias
coronarias al bloquearse una o más coronarias, los vasos
sanguíneos que abastecen de sangre al corazón, se produce un ataque cardiaco,
que puede dañar el órgano por falta de oxigeno.
Existen diversos factores
que intervienen en este daño y citaremos algunos de los más comunes:
· Vicio
de fumar o respirar el humo de otros fumadores. El tabaquismo expone al fumador
al dióxido de carbono. Esta sustancia quita a la sangre el oxígeno y precipita
el depósito de placa en las arterias.
· El
colesterol en la sangre. Los niveles elevados en la sangre aumentan el riesgo
de enfermedades cardiaca.
· Presión
arterial alta. Es una fuerza que la
sangre ejerce contra las paredes de las arterias cuando el corazón bombea
sangre. Si la presión aumenta y permanece bastante tiempo elevada, puede
lesionar el cuerpo de muchas formas.
·
Los
vasos sanguíneos inflamados. Al
inflamarse las cicatrices, el engrosamiento de las paredes de los vasos y el
estrechamiento hace que haya menos flujo sanguíneo a través de los vasos,
provocando que cualquier órgano quede afectado, como es el caso del corazón.
Síntomas de un ataque
al corazón
· Molestias
u opresión en el pecho o en la parte alta del abdomen, que pueden extenderse a
los brazos, el cuello o espalda.
·
En caso
de angina de pecho, el dolor suele desplazarse hacia el brazo izquierdo.
·
Nauseas
·
Pulso
débil.
·
Palidez.
Actuación
1 .
Tomar
el pulso al afectado.
2 .
Reclinarle
con la cabeza ligeramente en alto.
3 .
Aflojarle
la ropa y, si está consciente, tranquilizarlo y hacerle respirar profundamente.
4 .
En caso
de necesidad, habrá que recurrir a la reanimación cardiorrespiratoria.
Observaciones
Un ataque al
corazón puede producir un paro cardíaco. Es vital reaccionar con rapidez, ya
que los primeros minutos son decisivos para el restablecimiento de la persona
afectada, evitar que sufra daños irreversibles e incluso impedir su muerte.
Fuente: Editorial
Educativa, Edición Primeros auxilios, pág. 24, National Heart, Lung, and Blood
Institute.
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