lunes, 27 de enero de 2014

El acontecimiento más extremo

Ni siquiera una combinación del Primer Viaje a la Luna, la caída del muro de Berlín, la creación del primer avión y la caída del bloque Soviético, superan en majestuosidad al del Nacimiento de Jesús. Aunque no existen imágenes o persona en vida que haya presenciado dicho acontecimiento, todo está redactado en la Biblia y por medio de la fe y todas las demás evidencias que demuestran la veracidad de dicho acontecimiento, creemos firmemente que sucedió y cambió la historia de toda la humanidad, incluyendo a aquellos que todavía no han nacido.

Biológicamente un ser humano para venir al mundo necesita tanto el óvulo como el espermatozoide. En la fecundación se da lugar a 46 cromosomas, 23 aportados por el óvulo y 23 por el esperma; esto testifica que el proceso de Jesús en su gestación, desde el principio, fue extremo porque sin la parte masculina comenzó su formación en el vientre de María.


Hay numerosas posibilidades respecto al significado de la palabra “Pesebre” puede haber sido un Establo para animales, como han sostenido muchos. Hay expertos que han sugerido que Jesús nació en una cueva, otros que Jesús nació en un patio al aire libre. Lucas al contar la historia del nacimiento de Jesús, describe el Pesebre como un lugar oscuro y en circunstancias humildes.

Cuando María dio a luz, probablemente no tuvo ayuda. Podemos notar esto en el hecho de que solo momentos después de dar a luz ella misma fue la que envolvió a Jesús en pañales, la costumbre de envolver a los niños recién nacidos estaba muy extendida en el siglo primero.

Los padres le ponían los brazos del recién nacido pegados al cuerpo, y envolvieron firmemente a la criatura para limitar sus movimientos y prote­gerlo de cualquier lesión física.

Las sagradas escrituras, en el versículo 7, del Capitulo de 2 Lucas, explica que la razón por la cual María dio a luz a Jesús en el pesebre es porque no había lugar para ellos en mesón o parada, obligando a estos a recibir al hijo de Dios en el lugar donde se supone que descansen las ovejas.


Hoy se repite la misma historia no hay lugar para Jesús en nuestra vida; las ocupaciones de la acelerada vida que llevamos, las presiones, los entretenimientos del mundo, no permiten que demos lugar a Jesús. Ya es tiempo de que esto cambie, da un giro extremo a tu vida y abre las puertas de la más lujosa habitación, “Tu Corazón” para alojar al Gran Maestro, ven porque Él continua esperando por ti.

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