jueves, 6 de febrero de 2014

Un corazón que sangra

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 “Os daré un corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de ustedes; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne” Ezequiel 36:26.
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La vida es similar a un juego de Bas­quetbol, en el cual ganamos y a veces perdemos, en ocasiones salimos dolidos, cansados y otras veces contentos o satisfechos. De buenas y malas experiencias consiste ese provechoso juego de basquetbol. Las experiencias que pasamos con el transcurso de los años forman nuestro carácter, pero en ocasiones, esas experiencias crea en nosotros una herida, que luego se convierte en una llaga en nuestro corazón, haciendo que este sangre. Un corazón sangrando es sinónimo a una vida amargada y de desgracia, con trastorno emocional y depresivo, a un paso de frustración. Dicho corazón requiere de una genuina restauración.

Bienvenido al HOSPITAL de la RESTAU­RACION. Te presento al médico y terapeuta por excelencia, cuyo nombre es Jesucristo. Él te indicará opciones, te presentará el diagnóstico y te restaurará por completo. Hará de tu corazón que sangra una obra de arte muy peculiar.

Te dice el Señor. “con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” Jeremías 31:3. “Estas en mis manos y puedo hacer contigo lo mismo que hizo el alfarero con el barro, el cual fue procesando en el fuego y moldeando hasta llegar a la imagen perfecta” Jeremías 18:2-6.

Como el alfarero con el barro, así mismo Jesús está dispuesto a quebrantarte y sanarte, él te puede ayudar a olvidar el pasado y curar las heridas de ese corazón que sangra. Perdonar… ¿Quién dijo que sería fácil? … pero… ¿Existe algo imposible para Dios? Claro que no. Jesús es capaz de restaurar tu corazón completamente y darle la felicidad que necesitas. Porque dice: “os daré un corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de ustedes; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne” Ezequiel 36:26.

Así como lo hizo con el pueblo de Israel Dios quiere darte un corazón nuevo. Tienes la promesa de Dios de que así será, pero debes estar dispuesto a que se complete su obra en ti. ¿Estás dispuesto a que Jesús restaure tu corazón?

Al ser restaurado esas experiencias desastrosas que has vivido te ayudarán a madurar, y al estar restaurado, podrás restaurar a otros que también están sangrando. Eres especial, así lo expresó Dios en Deuterono­mio 7:6 “te he escogido para que seas un pueblo especial”. Dios exhibirá su arte en tu vida. Dios lo hará otra vez

Por: Felipe A. Mota
Para: Revista Vivificando 

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